El interés del movimiento impresionista por captar la luz del natural había llevado a la disolución de las formas en el ambiente. Todos los elementos del cuadro habían ido perdiendo volumen, dibujo y sentido del espacio. A finales del siglo XIX y principios del XX aparecen una serie de pintores que, partiendo del impresionismo, derivan hacia una pintura personal que anuncia alguno de los movimientos pictóricos más importantes del siglo XX, hasta el punto de que muchos críticos consideran que su transcendencia para la evolución del arte es incluso mayor que la de los pintores impresionistas.
Las características generales del postimpresionismo fueron:
- Recuperación de la importancia del dibujo y la forma.
- Preocupación por captar no sólo la luz, sino también la expresividad de las cosas y de las personas que ésta ilumina.
- Importancia de la impresión del sujeto. Se usan pinceladas potentes, gruesas o espontáneas con las que el artista describe su impresión en el lienzo.
- Los artistas realizan una exploración personal de los colores. Se usan colores vivos, muy contrastados, para discernir y definir los planos y formas. La pintura se aplica por lo general densamente. La mayoría de las veces las formas de un solo color se pintan al lado del otro, que se fusionaban en la retina del espectador.
- Interés por los temas de la vida real, incluidos los bajos fondos (Toulouse-Lautrec), y lo exótico.
- Creación de composiciones simplificadas y estáticas, en las que se busca la armonía de las masas cromáticas encerradas en perfiles bien definidos.
- Se recurre a formas geométricas para las representaciones, e incluso anticipan el arte abstracto.