martes, 14 de enero de 2014

Arte bizantino

El arte bizantino nace en el siglo VI en el Imperio romano de oriente, donde floreció hasta la desaparición de éste en el siglo XV. En sus orígenes estaba fuertemente enraizada en el mundo helenístico como continuadora del arte paleocristiano oriental. Es un arte supeditado al poder imperial y a la religión, y se caracteriza por una arquitectura monumental, manifestada en sus iglesias, unos espléndidos mosaicos y unas impresionantes esculturas. 

Arquitectura
Respecto a los materiales constructivos, en la elaboración de las paredes mezclan fácilmente ladrillo, piedra y mortero. Los muros externos son sobrios, con acabado natural. Las decoraciones de mosaico interiores son fastuosas.


Las construcciones usan distintos modelos de planta: el plano de la basílica heredado de los romanos, el plano circular de los martiria y la cruz griega.

Planta basilical

Planta circular

Planta de cruz griega

Respecto a las cubiertas, aparecen bóvedas de cañón y de crucería o de aristas, pero el elemento más característico del arte bizantino en este apartado es la cúpula.

Bóveda de cañón (construida por una sucesión de arcos de medio punto) y
bóveda de arista, producto de cruzar dos bóvedas de cañón. 

Las cúpulas se disponen directamente sobre los muros del edificio o aisladas por un tambor, y están unidas a la base cuadrada por medio de pechinas triangulares y curvas.


Cúpula semicircular gallonada de Santa Sofía en Constantinopla, erigida sobre pechinas

Cómo se construye una bóveda sobre pechinas

Cúpula de tambor de Sta. Sofía de Trebisonda.

Las cúpulas eran muy ligeras, construidas con ladrillo y cerámica, lo que permitía la construcción de varias con el objetivo de aumentar el tamaño del edificio. Con este objetivo también multiplican los arcos y las columnas, así como las bóvedas. 

El arco de medio punto es un elemento esencial de la arquitectura bizantina. También aparecen variantes de éste, como el arco rebajado y el arco peraltado.

Arcos de medio punto (centro) y peraltado (laterales) en la capilla palatina de Aiz-la-Chapelle (Aachen, Alemania),
con dovelas bicolores típicas del arte bizantino. 

Arco peraltado
Arco rebajado

El arco ciego se integra frecuentemente como elemento decorativo de las paredes. También son son comunes las arcadas paralelas a los muros externos y repetidas sobre varios pisos. No existe ningún inconveniente en dejar amplios claros en los muros, y las iglesias bizantinas, con sus numerosas ventanas, son llenas de luz natural que subraya el simbolismo espiritual presente en todo el arte bizantino.


Arquería ciega bizantina en Rávena. 

Las columnas suelen ser mármol de color. Debido a que no sostienen dinteles, sino arcos en series, requieren de capiteles voluminosos. En estos se encuentran todo tipo de decoraciones, en particular, intrincados motivos vegetales. El ábaco también cambia, adoptando una forma trapezoidal, más conveniente en las arcadas.



Capitel bizantino con ábaco decorado. 



Artes figurativas: mosaicos, iconos y esculturas. 


Las artes figurativas llenan en su totalidad los interiores de las iglesias. Por tanto, suponen una manifestación teológica que pretende ser un compendio de la fe cristiana. 

Pero las imágenes religiosas sólo se aceptaban si la figura humana no se representaba como una presencia física tangible. Los artistas bizantinos resolvieron este problema por medio de la abstracción, es decir, por medio de diseños planos que conservaran el interés visual de la composición mientras evitaban cualquier modelo concreto y con ello cualquier apariencia corporal. De este modo establecieron convencionalismos para la representación de la figura humana que perduraron en el  arte bizantino. 

En general, todos los aspectos estilísticos y estéticos de estas artes tratan de aproximar al hombre a lo divino y rechazan todo aquello que las ligue al mundo temporal, esto es, de cualquier detalle que pueda considerarse "realista". En consecuencia las artes figurativas bizantinas se caracterizan por:
  • Ausencia de realismo en las representaciones de paisajes y arquitecturas. Muchas veces las figuras tan sólo aparecen  sobre un fondo dorado o sobre un telón de colores.
  • También en la perspectiva prevalece lo conceptual. Las figuras no son más o menos grandes dependiendo de su proximidad al espectador, sino de su importancia. Es lo que se denomina "perspectiva jerárquica"
  • No existe una relación real entre el suelo y las figuras u objetos que aparecen sobre él. 
  • Las figuras humanas no son realistas, representan arquetipos intemporales o figuras-esquema en los que predomina la línea del contorno y se suprimen los moldeados y los sombreados (ya que darían sensación de relieve y, por tanto, de realidad), son figuras muy estilizadas, pues la estilización contribuye a manifestar la divinidad. Son impasibles e inmóviles. Se representan siempre en dos dimensiones no porque los bizantinos desconocieran la profundidad, si no porque la anulan intencionadamente. 

Mosaico de Iglesia de San Vital de Ravena, Italia (mediados del siglo VI) que representa al emperador Justiniano y su séquito. El Emperador se distingue de todos los demás por el color púrpura de su manto, la corona (poder terrenal) y el nimbo (poder espiritual) que rodea su cabeza. Las figuras están representadas de frente, sin perspectiva alguna y de forma que parecen levitar por encima del suelo.

Junto al anterior se sitúa el mosaico de Teodora y su corte. Las figuras aparecen recorriendo el trayecto desde la Iglesia de Santa Sofía al palacio imperial. Los interiores se representan con las cortinas, las cuales tienen una variedad cromática y de las telas. No existe perspectiva y paisaje y arquitectura carecen de cualquier realismo. Junto con el del emperador, son los únicos retratos que nos han llegado de ambos personajes. 

Mosaicos.

Los mosaicos bizantinos, abundantes y exuberantes de luz y color, ejercen funciones didácticas y sobre todo simbólicas. Al igual que en el arte tardío romano, la técnica adoptada es el opus tesselatum, que mezcla piedras y vidrios de color.

Se da ahora una marcada preferencia al dorado y se instituye un simbolismo rígido para los demás colores (púrpura de los emperadores y del Cristo resucitado, por ejemplo).

Mosaico de Santa Sofía. El emperador Justiniano (izquierda) le ofrece la basílica mientras que Constantino le ofrece la ciudad. Sus representaciones son arquetípicas: ambos rostros son semejantes y visten exactamente igual pese a que entre ambos transcurrieron más de tres siglos. La perspectiva es jerárquica: los dos emperadores aparecen más adelantados para que su cabeza quede a menor altura que la de la virgen.  También son característicos el fondo dorado y el suelo irreal 
Generalmente todos los programas iconográficos, del mismo modo que los recursos estilísticos, se repiten constantemente en todas las iglesias. Esto se debe a la elaboración posiblemente en la segunda mitad del siglo IX de un tratado llamado Hermeneia en donde se dicta cómo se deben realizar las escenas y que escenas deben colocarse en cada lugar del templo. De este modo, surgió un proyecto decorativo que fue común para todas las iglesias:
  • El nivel inferior (muros): deben aparecer exclusivamente patriarcas del Antiguo Testamento, profetas, apóstoles, mártires y obispos.
  • En el nivel medio (trompas, pechinas, tímpanos...): deben aparecer historias de la vida de Cristo que recojan sus momentos más trascendentales.
  • En el nivel superior (cúpulas y bóvedas de horno en los ábsides): debe aparecer Cristo en majestad, la Vírgen y los ángeles.

La escultura bizantina 
es de dos tipos: enorme o pequeña, y en todo caso, escasa. Contrariamente a la tradición romana, pero siguiendo la aversión al realismo típica del arte bizantino, cuida poco las semblanzas.

Las esculturas son frontales, hieráticas y formales. Los ojos, grandes y mirando hacia lo alto, pretenden trasmitir inquietudes trascendentales.

Las estatuas grandes son de piedra (mármol, etc.). Las pequeñas son relieves organizados en dípticos o trípticos portátiles hechos de marfil.



Tríptico de Harvaville. La escultura no alcanzara nunca la grandeza que había tenido en Roma y ni siquiera recurre al bulto redondo. Se usan relieves de pequeño tamaño. En este tríptico el conjunto principal es una Deesis ("plegaria" por la humanidad, con Cristo en el centro flanqueado por la Virgen y San Juan Bautista) que será un tema constante en el arte occidental de todos los tiempos.

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Para ampliar:

Arquitectura, escultura y pintura bizantina en el blog de Todo arte

1 comentario:

  1. Fantástica entrada!! También he echado un vistazo al blog y está francamente bien. Enhorabuena.
    Hay mucho trabajo detrás de tanta información.
    Gracias, soy docente y valoro este trabajo.
    Un saludo.

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