miércoles, 7 de enero de 2015

El arte y la cultura

Los romanos asimilaron la cultura griega, a la que añadieron su carácter práctico, y la difundieron por todo su imperio gracias a la romanización y a su vehículo fundamental: el latín. 

Las aportaciones culturales. 

La principal aportación de Roma fue el derecho, que regulaba las relaciones entre los ciudadanos romanos, entre estos y los pueblos conquistados, y entre todos con el Estado. Las leyes romanas se recuperaron durante la Edad Media y todavía se percibe la vigencia del derecho romano en las legislaciones de todos los países de Europa y América. De los romanos hemos recibido las ideas de independencia judicial y de respeto por la ley, que igualan en derechos a todos los ciudadanos, y que hoy consideramos, condición indispensable de la democracia.

Los romanos desarrollaron numerosas disciplinas, entre las que destacan la Filosofía (con Cicerón o Séneca), la Literatura (en la que destacaron Virgilio y Plauto), la Historia y la Geografía (con Tito Livio, Julio César o Plutarco). En medicina sobresalió el médico Galeno, cuya obra siguió aplicándose durante la Edad Media.

La religión

La religión romana era politeísta. Había divinidades domésticas como Vesta (diosa protectora del hogar), los penates (dioses de la despensa, a los que se les pedía que siempre hubiera alimento en la casa), los manes (o espíritus de los difuntos), o los genius, dioses particulares de cada familia que aseguraban la perpetuidad de la descendencia. De estas divinidades se situaban estatuillas en el fuego del hogar y en el atrio, también en una hornacina o altar llamado lalarium. Ocasionalmente se les hacían ofrendas en forma de pasteles, flores, etc. 

Lalarium de la casa de los Vetii (Pompeya)


Los romanos eran muy supersticiosos y realizaban consultas a sus deidades antes de realizar cualquier decisión importante. Los augures observaban el vuelo de las aves y los fenómenos celestes, mientras que los haruspices examinaban las entrañas de las víctimas de los sacrificios.

Entre las principales divinidades estatales destaca la llamada “Triada capitolina”, formada por Júpiter, Juno y Minerva. Después de conquistar Grecia, los dioses romanos se asimilaron y fundieron con los griegos, adoptando sus mitos e historias. La religión clásica sufrió profundos cambios en época imperial por la aparición de nuevas religiones procedentes de Oriente, la divinización de la figura del Emperador, al que debía rendirse culto en todo el Imperio, y la irrupción del cristianismo.

El arte figurativo. 

Las esculturas romanas reflejan su herencia griega. Los romanos aportaron el retrato, que pretendía ser fiel al modelo. Así se representan emperadores, militares, intelectuales y personajes femeninos. Gracias a estas representaciones puede observarse la evolución de la moda y de los peinados. 

En un principio esas esculturas eran bustos que sólo recogían la cabeza y parte del cuello, pero poco a poco se irán ampliando hasta llegar a representar también los hombros y el pecho. 

Busto de Antinoo, supuesto amante del emperador
Adriano que, según la leyenda, se sacrificó arrojándose
al Nilo para que los hados asegurasen una larga vida
al emperador. 
También hubo retratos de cuerpo entero, de pie o sedentes (esto fue más frecuente en los cuerpos femeninos), y retratos ecuestres, del que debió haber varios ejemplos, pero que sólo nos ha llegado uno importante. Sólo se representaba así al emperador y es importante por la influencia que tendrá en épocas posteriores.

Estatua de César Augusto. Fue descubierta en 1863
en Villa de Livia, Roma, y se cree que fue encargada
por su mujer tras la muerte de éste. 
Escultura del patricio Bernini portando dos bustos de sus
antepasados en solemne procesión. 
Retrato ecuestre del emperador Marco Aurelio (176 d. C.)

Los romanos también destacaron en el relieve histórico, que servía para narrar las victorias militares y adornaba los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas. 



Relieves del "Ara Pacis", altar construido por Augusto para
celebrar sus victoriosas campañas en la Galia e Hispania

Al igual que otras artes, la pintura y el mosaico en Roma tenían una finalidad práctica: decorar las casas de los ricos y los palacios. Las características generales de estas representaciones eran: 
  • Exaltación del individuo, frente a la exaltación de la genus propia de los griegos.
  • Multifocalidad: son muchos los centros que exigen la atención
  • Adecuado uso de la perspectiva
  • Uso de una amplísima gama de colores frente a los cuatro colores básicos de la pintura griega
  • Tendencia al abandono del perfilado de las imágenes, dando más importancia al color que al dibujo
  • Los temas son muy variados. Encontramos representaciones de temas históricos, retratos, temas mitológicos (generalmente copia de los maestros griegos), paisajes y decorados arquitectónicos así como naturalezas vivas o muertas. También aparecen temas de carácter esotérico, simbólico o iniciático, eróticos (generalmente en lo más recóndito de las viviendas romanas) e incluso humorísticos.
Perseo y Andrómeda

Retratos de Terentio el panadero y su esposa (Pompeya)
Bodegón o naturaleza muerta (pintura que representa objetos naturales, como
animales, flores, plantas o frutas, o hechos por el hombre, como utensilios de
cocina, muebles, monedas, etc.) de una casa de Pompeya
En la pintura usaron la técnica del fresco, consistente en pintar sobre un muro preparado con arena y cal mientras este está húmedo. Los mosaicos se realizaban mediante la unión de pequeñas piezas de distintos materiales, llamadas teselas.  

Mosaico de Alejandro Magno en la casa del Fauno (Pompeya). Realizada con
teselas de entre  uno y cinco milímetros de tamaño, representa el momento en que
Alejandro ataca al monarca Persa Darío durante la batalla de Issos (333 a. C.)

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